11 de octubre de 2007

La oposicion lujanera

La opAsición, que comienza a resignarse a sufrir una paliza el domingo 28, hizo correr versiones alarmistas sobre el escrutinio, “porque se prepara un fraude generalizado, como ya lo hubo en varias provincias“(sic) .
Los candidatos antik dicen no creer en las encuestas, porque “todas son pagadas por el Gobierno”, pero notablemente Lili si toma como dato cierto que esta segunda y agrega esperanzada, “entrando en ballotage”. Los otros la desmienten y dicen que los que estan segundos son ellos, hasta el Alberto que deberá darse por más que satisfecho si llega a un escuálido 10%.
La realidad es que se acaba el verso, y se viene la noche.
Cuando parecen sincerarse, los contristas, despotrican con que “es una lucha desigual”, “que no pueden competir contra la caja”, “que el Gobierno no les entrega suficientes fondos para hacer campaña”, hasta que salen poco en canal 7 (ahora resulta que el canal que supuestamente nadie ve, es importante para ellos).
Lo único que les falta es pedir que el Estado les provea avionetas y helicópteros para hacer campaña.
A veces llegan a confesar que no pueden contra “la apatia de la gente .y su indiferencia ante las elecciones”, obviamente todo ello por culpa del oficialismo “que no debate”, “no hace conferencias de prensa”, y “ tiene a su candidata paseando por el exterior”.
En realidad lo que menos soportan, es que el Gobierno hace rato que los ningunea. Casi nadie del elenco oficial se molesta en contestar los agravios que sin ningun tipo de filtro suelen lanzar toda la troupe de republicanos preocupados.
Por ejemplo Sobisch se canso de insultar a K y nada, no se acusó recibo y sigue en zona de descenso directo. Ahora probó con una copia remixada del discurso Carrioista de hace un tiempo, acerca de la naturaleza fascista del Kirchnerismo, y no hay caso, solo Mariano en su patético programa de cable se lo tomó en serio.
Finalmente el “principe” de la opAsición, el cardenal Bergaglio, lanzó encendidas e insólitamente panfletarias invocaciones en una procesión santuarial.
Llamó sin ningun tipo de elipse ni tapujo a votar por cualquiera menos por el “demonio”, que es Nestor.
Cree, confia ingenuamente, en que, al igual que en el glorioso medioevo, la palabra de un mandamás de la iglesia mantiene incólume su influencia ante la sociedad.
Por eso sobreactúa su preocupación por las instituciones democráticas y el clientelismo. Justo él, un alto funcionario de una confesión, cuyo jefe Ratsinger, es un monarca absoluto vitalicio, y a la cual sus fieles deben aportarle dádivas si quieren tener más chances de ir al cielo.
Pese a estar, tan preocupado por la calidad de la democracia, opinó veladamente contra los juicios “revanchistas” al terrorismo de Estado, y en particular sobre el caso Von Wernich, mantuvo un silencio casi cómplice hasta la sentencia, “a la espera de que hable la justicia”. Una vez que esta habló, la tibieza más hipócrita salió de los voceros santurrones.
De autocrítica sobre el silencio de la iglesia ante la masacre procesista ni soñar.
Asimismo, es evidente que el cardenal Bergaglio no puede tolerar que un presidente civil haya osado rehusarse a ir a la catedral a rendirle pleitesía a su sacrosanta autoridad, y que para colmo este sacrílego desfachatado, en lugar de ser eyectado del poder por la indignación popular, este culminando una presidencia con buenos indicadores económicos e incuestionables mejoras sociales, tras el naufragio de 2001/02.
Inimaginable debe ser el rictus amargo del prelado por estos días, pues se acerca la hora y nada resultó, de todo lo que se planeo con sus contertulios del contrismo, y de lo que vino de regalo por los propios yerros del Gobierno.
Nada alcanzó para evitar un inexorable octubre Cristinista.
A llorar a Lujan.

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