8 de noviembre de 2017

PESADILLA BASTANTE REAL

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Departíamos el otro día con el Senador Michel Frank Underwood Picheto en The Garcs, un restó de zona norte donde sirven una exquisita cazuela de canguro al escabeche de nivel internacional.
Mientras mojaba un pan en salsa de hámster hervido, el Dr. Randazzo comentaba lo muy astuto que había estado el gobierno al mandar la ley de la liberación de las fuerzas productivas (mal llamada flexibilización laboral por parte del kirchavismo residual que fue vapuleado en las pasadas elecciones).

"Les hizo el cuento del zorrino en la comisaría", dijo el ex ministro y pasó a explicar:
"Cuatrocientos ulltracristinistas presos tras una marcha por un hippie que se ahogó solo, se quejaban del hacinamiento y el olor que emanaba del único sanitario con el que contaban en una celda de 1x1. El comisario, harto de los lamentos de los revoltosos, abrió la puerta de la celda y les tiró un zorrino. Lo dejó dos días y lo sacó. Después de eso, los subversivos no se quejaban tanto del olor del indodoro, jajaja", remató el Dr. Randazzo ante la hilaridad generalizada de la mesa.

"¿Vos estás haciendo una analogía con el art. 1 de la ley de la liberación de las fuerzas productivas, Florencio?". Preguntó sagaz como siempre, el Licenciado Abal Medina.
En efecto, en el comienzo de la ley se colocó un “zorrino”, que es conceptualizar la relación entre empresarios y trabajadores como de pares, partes iguales en una contratación que no necesitan de que el estado se meta. Esto de aprobarse sería revolucionario pues acabaría con toda la protección obsoleta del prebendario derecho laboral, hacia lo que antes se consideraba erróneamente como el eslabón más débil,  el sector trabajador.  
Sin embargo, las rémoras culposas populistas que atentan contra la modernidad nunca consentirían un cambio tan innovador y pro empresa.
Es por eso que hábilmente el  Licenciado Jorge Triaca hijo, tras ofrecer millonarias remesas de fondos por obras sociales y membresías de su club de golf, les aseguró al triunviro cegetista que por ahora dejarían de lado ese concepto.
“En todo caso, lo sacará después por decreto Mauricio y listo”.
A cambio les impuso la condición de que acepten abaratar al mínimo las indemnizaciones, y que estas sean pagadas por un fondo donde los trabajadores aporten para pagarse sus propios despidos.
Tras cavilar por interminables tres minutos, los popes cegetistas aceptaron.
“Es un gran avance, un paso más al siglo XIX...XXI.  You are fired, son las tres palabras que hicieron grande al capitalismo americano. Si nosotros seguimos su ejemplo, dinamizamos las fuerzas del mercado, abaratamos costos y luchamos fuertemente contra la pobreza al recuperar la movilidad social desc…ascendente”. Dijo el senador Picheto, mientras hacía fondo blanco a su copa de Cavernet Sauvignon cosecha 1993.
“Un gran vino, un gran año”, le hizo un guiño Sergio Tomás Massita, soltando una  de sus risitas más agudas, por los actos fallidos de Michel producto del alcohol.
Por su parte Diego Bossio, charlaba con un ex gerente de una importante AFJP de aquellos tiempos, y le aseguraba que estamos en una etapa de cambios superadores, sin preconceptos ni estructuras del pasado. Como esas que sostenían que las jubilaciones debían  ser de reparto. “El mundo cambió, nosotros también. Es tiempo de reformular el sistema previsional e ir hacia un régimen mixto”, señaló Diego con el énfasis de los conversos, diría un cristinista resentido.   

Mr. John Patrick Garconsohn, que estuvo un poco preocupado en estos días por haber sido mencionado en los Paradise Papers su fondo off shore en Cayman Islands, por tantos años administrado por su socio Luis Caputo, se reanimó mucho cenando con nosotros.
“Son un encantou los opousitores  in this country. Oujalà Donald Trump tuviera una opousiciòn tan coulaborativa en US”. 

Todos festejamos la frase, el Dr. Randazzo alzó su copa, el senador Picheto propuso un brindis y Sergie Tommie con su registro de soprano-mezzo-castrato homenajeó a Mr. Garconsohn, entonando a capela:
“For he´s  a jolly good fellow, he´s a jolly…”.


El Chino Navarro terminó su duodécima copa y miró por la ventana hacia el cielo iluminado por la luna llena. Siempre poético, le dijo a Alberto Fernández: “mirá esas nubes, Albert , parecen un abrigo de pieles envolviendo a Maria Julia, que en paz descanse… Y esa de más allá parece un angelito con la cara de Bernardo Neustadt, hic”.  
El licenciado Abal suspiró conmovido con la imagen.  Y sintetizó con solo una pincelada el clima de época: “Peronistas pragmáticos y liberales productivistas nos volvemos a abrazar como hace 25 años”.  


La modernidad es un eterno retorno.


 

6 comentarios :

Sagardúa dijo...

No creo que sea tan así Polito. Picheto dice que es de centro o sea es de Corea del centro y eso a Fernando Iglesias no le gusta.

Chelo Saavedra dijo...

El problema con estas pesadillas medio reales es que la realidad puede ser mucho más pesadillesca todavía.

ram dijo...

No sé, Polito, usté dirá que miramos diferente el devenir argentino, pero yo "veo" una pesadilla diferente, en ella esas bellas personas que menciona no están en un restó paquete, no, están en una orgía, en bulín ajeno y con sus antiestéticas humanidades al aire y en plena pasividad..... occcvio, los que se divierten son los amarillos y sus "asesores" bien dotados y pagados..... imagine, al chino o al pérsico, si no es por mucha guita, si mirarlo ya es una cagada, imagine ahora darle....
Aunque lo peor es que, ya en serio, la pesadilla recién está comenzando y lo caro que va a terminar siendo salir, despertar de tanta porquería.

Manu dijo...

La pesadilla recién empieza tal cual. Pero todo pasa y esta mierda tambien pasará.

shanti dijo...

Si pasara.. y nosotros con ellos también lamentablemente!!!

JMM dijo...

No se si es un clima de época o qué pero hace unos días miraba un documental yanki de los 50 y un garca que inventó el Hawaiian Trophy contaba sus comienzos así: tenía unos niños de 11 años en un garage revolviendo las mezclas del producto. Les tiraba unas hamburguesas y los dejaba encerrados con llave para que no se escaparan y siguieran trabajando". Impresionante, lo contaba como una gracia y el locutor lo trataba como si fuera un genio tipo Albert Einstein por inventar un bronceador.