20 de abril de 2007

Lilita nunca (se) calla

Lilita siempre nos sorprende, como Castells como Nito Artaza, tiene pocos votos pero nunca pasa desapercibida.
Un dia nos reta como sociedad, y nos dice que si no la entendemos abandona la politica, llenándonos de culpa porque la espera "la carcel o el exilio ante la persecución de Hitler".
Otro dia nos dice que "salimos de Egipto rumbo a la República de Adenauer", que va a ser doloroso, pero que despues de sufrir un rato, va a estar todo bien, siempre y cuando "no miremos al faraón".
Una mañana se despierta contenta, y nos pronostica que vamos a tener "un mayo germinal y un octubre soleado".
No parece tener fondo su vertiginoso descenso a la ridiculez conceptual.
Ahora vuelve a la carga, pero esta vez bucea en las profundidades del pensamiento politico y declama: "nunca fui de centroizquierda porque lei un libro, soy liberal de izquierda cristiana radical".
¿Que nos quizo decir la pitoniza extralarge?
¿Que los de centroizquierda no leen libros, o que ella leyo un libro donde le informaron que no era de centroizquierda?. ¿Ese libro que leyó, será de Sebrelli?.
El inefable Sebrelli, un "pensador", siempre obsesionado por categorizar políticamente hasta el absurdo, como cuando sostiene que el gobierno pingüinista es un complejo filofascista aggiornado en un populismo chavista de neto corte derechista. Extraño derechista resulta K, sobre todo cuando pide tolerancia para la protesta social y cárcel para los represores, mientras la "radical cristiana de izquierda", pide "reconciliación" y "que no se humille a los empresarios y ganaderos".
Si Carrio dice que es liberal, aunque le agregue el mote de " izquierda", por definición (siguiendo al troesma Sebrelli), en lo económico es contraria a la intervención del Estado, y por lo tanto proclive al libremercado.
En ese razonamiento, no resultaría descabellado ver, en un hipotético gabinete "coalicional", a Lopez Murphy (el "hombre indispensable", Pato Bullrich dixit) y a los incansables muchachos de Fiel, aplicando sus maravillosas recetas antiinflacionarias y, a una organización tan progresista como Pampa Sur, conseguir que se eliminen las retenciones.
Luego con la economía "enfriada", mínima recaudación fiscal y los sindicatos absolutamente en contra, la conflictividad social irá hacia un inevitable armagedón.
Si Carrió padece de visibles trastornos emocionales, hoy en la comodidad del llano, y ante cualquier discusión en su partidito se desestabiliza, resulta hasta cruel imaginarla sometida a alta presión en el sillón de Rivadavia.
¿Alguien quiere volver a diciembre de 2001?

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