FRANCISCO Y RICARDO REBOLÚCIONAN LA PUBLICIDAD POLÍTICA.

El comité de creativos que trabaja para la dupla de Pancho y Ricky ha consumado piezas de antologia, las que sin dudas, ya se ubican en los anales publicitarios del género proselitista.
En efecto, resulta todo un hallazgo, la propaganda de esa mujer que le habla con dureza y le reprocha desantención a....un cartel de Scioli.
Se trata del primer intento serio, por parte de una alianza política, por capturar el escurridizo y volátil segmento de votantes esquizofrénicos.
Y el aviso que se pudo ver está muy logrado, desde el punto de vista esquizoide y hasta psicótico.

Por su parte, Daniel el Terrible se atragantó de la risa, una porción de faina que se estaba clavando en su casa de Villa La Ñata, cuando vio el aviso de marras.
"¿Y estas eran las famosas propagandas que estos tipos estaban desesperados por mostrar?", preguntó con ironia y malicia a Karina Rabollini.
Es que mientras la dupla de loosers apela a estos fallidos gags, el Dani vuela más alto comunicacionalmente hablando, (tanto que la Coca Sarlo, lo acusó de "blasfemo", por invocar al Altísimo).
De modo que su triunfo en las urnas, tampoco se ve amenazado por esta andanada fílmica, solventada por la chequera fiduciaria del entrepreneur bogoteño.
Enfrente, otra vez De Narvaez y sus gastados clishés contra la inseguridad, y como supuesto valor agregado, la cara de Ricardito.
Según la óptica del espectador, el de Rick es un rostro que divide aguas: es de "buen tipo", si uno simpatiza con este enermúnculo, pero sino, se trata de una cara de salamin y bobinardo irrecuperable.

Empero, doblando la apuesta, y yendo por más en una sociedad donde corren nuevos vientos, a partir de la sanción del matrimonio igualitario, Francisco y Ricardo, intentaron un audaz golpe publicitario.
Ambos caminan juntos por un parque (casi con seguridad, dentro del inmenso Haras De Narvaez, en el Partido de Lujan), vistiendo ajustadas camisas azúles.
Mientras la prenda marca el torso y los pectorales del colombiano, denotando horas de gimnasio, (Y, ¿Por qué, no? operaciones quirúrgicas a la Ricardo Fort), en el chascomusense, la camisa apretada es más bien contraproducente.
En efecto, luce amatambrado y deforme el cuerpo de Ricardito, dando la sensación,cuando la cámara lo toma en primer plano, no de vitalidad y fortaleza física, sino más bien, de ser una suerte de albondiga que camina.
Pero lo mejor es el díalogo que entablan ambos eximios políticos y actores, tras girar y mirarse a los ojos, cual novios que en su edad madura deciden salir del closet:

-"Creo en vos, Francisco".
-"Y yo creo en vos, Ricardo".

Notable y auspicioso, sin embargo, aquí el equipo creativo se quedó a mitad de camino.
Lo ideal para una platea romántica e igualitaria, hubiera sido que sellaran el final del corto con un republicano beso en los labios. Incluso, para sumar más picardia y desenfado al concepto comunicacional, el colombiano podria haber deslizado una mano hacia las nalgas de Ricardito.
Sin dudas un remate de esas características, hubiera hecho estallar la twistósfera, y sacudido para siempre la modorra y la chatura de esta campaña.