13 de mayo de 2007

Que lindo es dar malas noticias.

Toda catástrofe, matanza, caos, desastre natural y/o humano tienen asegurada la repercusión inmediata en los medios en lugares destacadísimos.
No pasa lo mismo con otras noticias como por ejemplo:
1) Se puso en funcionamiento el reactor nuclear construido en Australia con tecnologia argentina, contrato que obtuvo una empresa estatal, venciendo en licitación a oferentes del mundo desarrollado, por el quel ganó 200 millones de dolares, y sin que se produjera la "contraprestación" tipica del rol del tercer mundo, de tener que hacernos cargo de los residuos radioactivos de esa planta.
Repercusión: en los medios gráficos muy poca. En TV : canal 7.
2) Comunidades Koyas de la Yunga salteña obtuvieron la propiedad de sus tierras ancestrales, y la empresa norteamericana que las pretendia para reducir la selva a soja perdió.
Repercusión en los medios: nula (por ahi salio en algún diario vecinalista de la zona de Oran).
¿Que pasa buitres del periodismo?
¿No interesan las inyecciones de autoestima nacional aunque sean tan escasas?
¿Hay que seguir anunciando el milésimo “casi choque aereo” por “falta de radares”, como antes fue noticia permanente el “inminente” colapso energético que nunca se produjo?
¿Las no-noticias o las noticias-casi, venden más?

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