11 de mayo de 2014

CEFERINO RELATO EL HISTORIADOR LOPEZREGUISTA, FABULA QUE ALMIRÓN NO MATÓ AL PADRE MUGICA.

Ayer fue un día de reivindicación histórica en el 40º aniversario del asesinato del Cura Villero y militante peronista, sin dudas un mártir y prócer del panteón de patriotas latinoamericanos. Empero, parece que a algunos esto le molesta. Por ejemplo, el claro testimonio y las pruebas judiciales obtenidas que involucran al finado sicario número 1 de López Rega, Rodolfo Almirón, como autor material del ametrallamiento en Villa Luro del Padre Mugica, es desvirtuado alevosamente en InfoHadad por el revisionista del "peronismo" derechoso, Ceferino Relato. Hagamos una contraposición de argumentos, para ver a un lopezreguista tardío en plena operación. En P12, puede leerse hoy una indispensable nota de Irina Hauser:------------------------------------------------- "Todos los sábados al anochecer, Carlos Mugica daba misa en la iglesia San Francisco Solano de Villa Luro. Tenía la costumbre, previo a eso, de hacer una charla con las parejas que se estaban por casar en la que siempre les decía: “No es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección”. El 11 de mayo de 1974 repitió el ritual. Luego, cuando comenzó el oficio, en la última fila apareció un hombre que desentonaba con el lugar. Era un extraño en un barrio donde todos se conocían. Hubo vecinos y feligreses que lo describieron como una persona de facciones algo aindiadas, robusto, de pelo oscuro y bigote. Cuando Mugica estaba por salir de la iglesia lo llamó, “padre Carlos”, e inmediatamente comenzó a dispararle. CARLOS CAPELLI, su amigo y colaborador, quien había ido a buscarlo para ir a un asado en la Villa 31, lo vio caer sentado contra una pared, mientras él mismo se desplomaba al recibir otros balazos.La escena, nítida, surge de los relatos volcados en una resolución que firmó el juez Norberto Oyarbide el 12 de julio de 2012 en la que establece que “Rodolfo Eduardo Almirón fue el autor inmediato del homicidio de Carlos Francisco Sergio Mugica, en el marco del accionar delictivo de la Triple A”. En términos jurídicos es una declaración, no es una condena, porque Almirón había muerto tres años antes. El texto dice que, como el juzgado logró reunir las pruebas necesarias, decidió “declarar la verdad de lo que aconteció, y así brindar una respuesta a los familiares de la víctima y a la sociedad”.Lo que determinó a Oyarbide a reactivar la causa penal fue que a fines de 2006 periodistas españoles encontraron a Almirón cerca de Valencia. El ex comisario llevaba 31 años allí. Había sido pilar de la organización terrorista que comandaba José López Rega desde el Ministerio de Bienestar Social durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Además, era custodio del Brujo. Fue extraditado en 2009 y estuvo preso hasta su muerte pocos meses después. La orden de captura original había sido librada en 1984, cuando fue procesado por asociación ilícita en concurso real con homicidio doblemente agravado. Ya se le adjudicaban los asesinatos del diputado Rodolfo Ortega Peña, del ex subjefe de la Policía Bonaerense, Julio Troxler, el de Silvio Frondizi y el de Mugica, unificados en el expediente sobre los crímenes de la Triple A, que sigue tramitando y llegó a sumar 680 hechos atribuidos a esa organización.Capelli, quien tenía un vínculo de amistad con Mugica, colaboraba con él en sus actividades sociales en la Villa 31 y solía llevarlo y traerlo. Tanto su relato como el de otra amiga del cura, Helena Goñi, fueron centrales en el expediente judicial. Capelli TENÍA PRESENTE LA CARA DE ALMIRÓN por haber acompañado a Mugica al Ministerio de Bienestar Social, donde hacía una suerte de asesoría ad honorem, ya que en algún momento había tenido la expectativa de poder hacer algo desde allí por los pobres. Goñi, en su testimonio, recordó que cuando el cura advirtió que en el organismo no existía el más mínimo interés por el tema, hizo una renuncia pública en la villa de Retiro ante una multitud, que fue transmitida por televisión. Allí explicó sus razones y pidió permiso para dar un paso al costado en nombre de ellos, los villeros. “Fue su sentencia de muerte”, dijo ella.Los relatos de las personas más cercanas a Mugica en la causa reflejan que recibía amenazas de muerte por lo menos desde 1972. Llamados telefónicos (“sos boleta, te vamos a reventar”) y atentados, uno de ellos con una bomba en la casa familiar de la calle Gelly y Obes, donde en pisos distintos vivían sus padres y él. Desde sectores evidentemente cercanos al Ministerio de Bienestar Social y grupos de derecha se intentaba instalar la teoría de que lo amenazaba Montoneros, pero Mugica decía que tenía claro que era López Rega. Algo de esto se susurraba mientras lo velaban primero en la iglesia de San Francisco Solano y luego en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31. Allí se habló hasta de Almirón. Por el terror que reinaba entonces, nadie se animó a señalarlo con nombre y apellido pero los relatos que hoy se asientan en el juzgado son coincidentes.Capelli relató que ese sábado no había ido a la misa pero fue a buscar a Mugica para ir a Lanús y luego a un asado. Cuando abrió la puerta de la iglesia vio en la última fila a dos hombres, pero en el momento no advirtió quiénes eran. Cuando terminó la misa, entró a buscar al cura porque se les hacía tarde. Salió primero, y notó que alguien llamaba a Mugica. Caminó unos metros y escuchó la balacera. “A mí me tiraron del otro lado, yo caí mirando hacia el lado del padre Carlos, y conocí a la persona que estaba dentro de la iglesia. Esa persona continuaba disparándole. Lo conocí por la ropa. El padre Carlos quedó ahí sentado como fue cayendo, en el piso, y yo quedé a esa distancia, caído. A mí me dispararon de frente, es decir que fue otra la persona que me disparó. Supongo que era la persona que estaba con la anterior descripta en la iglesia, pero lo supongo porque no llegué a verlo. El que mató a Mugica fue Almirón”, testimonió Capelli.Según varios testigos, los asesinos huyeron en un Chevy verde claro. A Capelli y Mugica los subieron a un Citroën, y el cura de la parroquia de Villa Luro, Jorge Vernazza, y una amiga de ellos, Carmen Artero, los llevaron al Hospital Salaberry. El médico de guardia dijo que Mugica había recibido cinco disparos en el abdomen, tórax y el brazo izquierdo, mientras que Capelli tenía uno en el tórax. Mugica murió allí. A Capelli lo llevaron al Rawson, donde tuvo catorce intervenciones en dos días. Además de los testimonios más directos, el juez Oyarbide tuvo en cuenta dos relatos iniciales de la causa: el del ex militar Salvador Horacio Paino, quien trabajó con López Rega y exhibió una nómina del Ministerio de Bienestar Social de personas a ejecutar por la Triple A, entre ellas Mugica; y el del edecán de Presidencia Tomás Eduardo Medina, quien dijo que había escuchado a Miguel Angel Rovira y a Almirón decir sobre el cura “lo vamos a hacer boleta” días antes de que lo asesinaran. Oyarbide declaró en marzo de 2008 que los crímenes de la Triple A son de lesa humanidad, lo que confirmó la Cámara Federal. El fiscal de lo que devino en megacausa es Eduardo Taiano. La declaración sobre el asesinato de Mugica es una ínfima parte. La investigación tardía tramita con las reglas de un viejo Código Penal, por eso no habrá un juicio oral propiamente dicho sino una etapa de plenario que estará a cargo de María Servini de Cubría. Están presos para terminar de ser juzgados Jorge Héctor Conti, Norberto Cozzani, Carlos Alejandro Gustavo Villone, Julio José Yessi y Rubén Arturo Pascuzzi. Además de Almirón, murieron su suegro, el ex comisario Juan Ramón Morales (también custodio de López Rega), y Felipe Romeo, quien dirigía El Caudillo, órgano de difusión de la Triple A." (Nota: este último hijo de puta murió de Sida, sólo en un hospital y nadie reclamó sus restos).--------------------------------------------Por su parte, en la cloaca virtual Infobae, trata de desvirtuar estas evidencias el "historiador" lopezreguista, Peperino Beato, coconductor de un programa de cable casi sin audiencia junto a otra joyita, Silvia Mercado de Huergo, autora de la tesis de que el 17 de octubre del 45 "fue una invención de Apold, porque solo se movilizaron pocos cientos de personas" (sic, recontrasic). Este elemento publica hoy en InfoHadad el siguiente panfleto:-------------------------------- "CRUJE LA HISTORIA OFICIAL DE FELIPE PIGNA...En la Argentina, ni siquiera el pasado es seguro. O toda historia oficial genera su revisionismo. Es lo que pasó con el asesinato -en septiembre de 1973- del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci. Es lo que comienza a suceder ahora con el crimen del padre Carlos Mugica, perpetrado hace 40 años.Y el declive de la historia oficial alcanza también a los historiadores y periodistas —kirchneristas y no kirchneristas— que tanto se han esforzado por construir ese sentido común.Para el Estado argentino, a Mugica lo mató la Triple A, y por eso figura como "Víctima del Terrorismo de Estado" en el monumento levantado en el Parque de la Memoria, frente al Aeroparque metropolitano. Y es lo que sostiene la presidente Cristina Fernández de Kirchner, entre tantos otros. Así fue establecido en 1998, durante la presidencia de Carlos Menem, de acuerdo con un dictamen de la subsecretaría de Derechos Humanos en aquel momento para tranquilidad de casi todos, en primer lugar de los ex jefes montoneros, que, como los ex jefes militares, habían sido beneficiados por los indultos.Esa resolución se basó en el testimonio judicial de Juan Carlos Juncos, un riojano de la ciudad de Chepes, el 13 de marzo de 1984, quien señaló que él mismo había participado en el asesinato de Mugica por orden de José López Rega, de quien se dijo chofer y custodio.Pero, a los cuatro meses, Juncos se desmintió a sí mismo y el 6 de diciembre de ese mismo año, 1984, el juez Fernando Archimbal concluyó que Juncos había sido "mendaz" y que no había tenido nada que ver con la Triple A. Desarrollo este episodio en mi libro Operación Traviata.A pesar de que los dichos de Juncos ya habían sido desestimados por la Justicia, sus primeras afirmaciones fueron utilizadas por el historiado K Felipe Pigna y por los periodistas Eduardo Anguita (kirchnerista) y Martín Caparrós (no kirchnerista) para afirmar que Mugica fue asesinado por la Triple A. Así lo escribieron en sus respectivos libros: Lo pasado pensado, página 259, y La Voluntad, Tomo III, página 555. Son solo una muestra de tantos intelectuales cometiendo el mismo, llamativo, desacierto.Curiosamente, estos autores ignoran los testimonios que indican que Mugica temía que lo mataran los montoneros más que la Triple A. Así lo afirmaron Antonio Cafiero y Jacobo Timerman, entre otros.En su reciente libro Entregado por nosotros, Juan Manuel Duarte realiza una prolija reconstrucción de los últimos días de Mugica, que muestran una fuerte disputa con Montoneros y con su ex discípulo Mario Firmenich. Tanto era así que Mugica se quedó en la Plaza de Mayo diez antes, el 1º de mayo de 1974, cuando los montoneros se fueron en el marco de su ruptura definitiva con Perón.Mugica no se quedó solo sino con el 90 por ciento del Movimiento Villero Peronista. Él criticaba que Montoneros no quisiera desarmarse como se lo pedía Perón porque apostaban a tomar el aparato estatal y concretar la revolución socialista. "Son pequeño burgueses que aprenden la revolución en un libro y juegan con el pueblo", les dijo; otro cura tercemundista, Jorge Galli, les señaló: "Están cayendo en la soberbia armada".A Perón, Mugica le convenía políticamente porque su figura estaba vaciando de gente en las villas a Montoneros. Además, era una persona de los medios y defendía a Perón en los numerosos reportajes periodísticos que le hacían.Desde un punto de vista racional, no se entiende bien por qué López Rega mataría a una figura pública que le hacía tanto bien a la causa política de su jefe, el presidente Perón. Parte de la familia de Mugica está convencida de que lo mató Montoneros; otros piensan que lo mató la Triple A.Un amigo de Mugica, Rodolfo Capelli, que fue herido en la emboscada, dijo que el asesino fue Eduardo Rodolfo Almirón, uno de los custodios de López Rega y también de Perón, muy conocido por su barba. La Triple A siempre negó la autoría de ese crimen y no se explica por qué López Rega habría enviado a matar a Mugica nada menos que a su "soldado" más fácil de identificar...".-------------------------------------------------------- Parafraseando a Ceferino Relato, "desde el punto de vista racional" no se entiende como alguien que presume de historiador pueda incurrir en un sofisma tan imbecil, como el que niega la factibilidad del asesinato del cura villero a manos de Almirón, porque era el soladado más identificable por usar barba (aunque los testigos lo vieron ese día portando sólo bigote). Tampoco se sostiene que Mugica enfrentando con dureza a López Rega por el desmanejo ministerial y promesas incumplidas, que llevó al cura a renunciar en una asamblea pública en la Villa 31 a su puesto de asesor ad honorem, le fuera "políticamente conveniente" al fundador de las Tres A. Más allá del real distanciamiento de Mugica con los métodos de Montoneros, la extrema derecha lo calificaba como "un comunista que envenena la mente de nuestros jóvenes". Y en esos años de plomo, eso significaba que su vida corría peligro. No obstante las bolufrases de Reato, existen muchas pruebas y testimonios que señalan que el killer Almirón participó (y personalmente) luego del crímen de Mugica, en docenas de resonantes asesinatos que sí firmó la Triple A. Como el del diputado Ortega Peña en pleno centro porteño, ante más de una docena de transeúntes. Y sin preocuparse para nada en usar prestobarba doblehoja, por despojarse de barba y/o bigote, a fin de no ser identificado. Ese cúmulo probatorio, contradice la teoría del Inspector Clousot Ceferiano Reato, hoy junto a Tata-Fuimos-Nosotros- Yofre, tan de moda en los círculos que piden amnistía para los militares genocidas. Y ¿Por qué no? por extensión, para sus camaradas de la Triple A, hoy detenidos. Ese propósito persiguen casi siempre, los que pomposamente agitan el latiguillo, "memoria completa".

12 comentarios :

JMM dijo...

Ese Reato en los 70 era muy jóven, pero me lo imagino con un poster del Brujo en la pared de su cuarto.

Donofrio dijo...

Que asquito da el relato de Reato. Se nota mucho.

Chelo Saavedra dijo...

El detalle de la barba para eximir a Almirón es muy creativo.
Reato hubiera sido un juez muy bueno en la epoca militar y tambien en la de Menem.

ram dijo...

¿Hay un fallo de Oyarbide, no?, bueno, en el próximo capítulo se viene que Moreno es el autor material, Cristina la autora intelectual y la Cámpora la banda terrorista que puso la logística.
¿lopecito rega?, un pobre viejecillo injustamente acusado.

Sagardúa dijo...

Ram: acaba de adelantar el argumento del nuevo libro de Ceferino: "Operación Rumba", pronto en todos los kioskos, junto con el lanzamiento del nuevo best-seller de Luis Majul.

Roxana dijo...

Y deci que ese Almirón espichó, que sino el abogado se iba a agarrar del argumento Ceferino: "no mi cliente no mató a nadie, porque como tenía barba lo podían identificar".

Vicente Massot dijo...

Es así Ram, todos estos montos buscan desacreditar al pobre viejito inofensivo Lopecito. Pero la verdad verdadera y la amnistia llegará en algún momento.

Anónimo dijo...

La doctrina Gillete podría llamarse.

El hijo de la barbuda dijo...

Peperino tiene razón. O se es asesino o se tiene barba. Las dos cosas no se puede.

Tucho dijo...

Y más ahora que Lanata tiene barba y seguramente coincide en todo con Peperino Relato.

Sandra dijo...

Con respecto al otro tirador, el que hirió a Capelli, posiblemente haya sido un tal Generoso, un agente de inteligencia del SPF que luego se incorporó a los grupos de tareas en la ESMA.
En el blog del Pájaro Salinas se cuenta el testimonio de un sobreviviente, que escuchó de ese torturador que venía de la Triple A, su participación en el hecho.
Ese torturador estaba siendo juzgado por los crímenes en la ESMA y murió en enero antes de ser sentenciado.

Anónimo dijo...

Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, perdóname por decirles 'no solo de pan vive el hombre'
y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.

Padre Carlos Mugica.