CARNAVAL PRRRO-STURZENEGGER Y CLARÍN CONTRA EL ACUERDO DE VACA MUERTA.

La rama porteña del massismo, el Pro, organizó otro pelotero kitsch, esta vez en el microestadio de Ferro. El colo Chantilli, de grandes condiciones para animar fiestas infanto-juveniles (dado que su histriónico rostro no precisa maquillaje cuando cual clown, arenga a la muchedumbre de párvulos y jóvenes pro) proveyó de pelucas coloradas a sus seguidores(sic, recontrasic). El ex puntero peronista del sur de la ciudad, Alvaro Gonzalez, alquiló un zeppelin para promocionar su candidatura a diputado (va sexto, muy difícil que entre). Por su parte el rabanito Berga, convocó a una minibarra portando banderines con su kipá florido. A diferencia de los actos de Blumberg donde el rabí ninguneaba el tema de los desaparecidos para exigir ocuparse del presente ("y ya no mirar la realidad con el espejo retrovisor"), ayer se mostró preocupado por el ascenso de Milani en el ejército, al que calificó de "represor". No es que sea oportunista el rabino, sino que se trata de un reverendo hdrmilpta, nomás. A su vez, Feucha Alonso la trampolinista de Poder Ciudadano y confesa enamorada de Maurizzio, dotada de capacidades estéticas diferentes, ensayó una epiléptica danza en el escenario, que más que desmayos bien pudo haber causado naúseas en algunos espectadores. Nuestro muchacho que quiere ser presidente y no presenta lista propia en el principal distrito del país, abundó en todos los lugares comunes imaginables en su discurso. La pieza oratoria fue de extensión brevísima, en homenaje a la escasa capacidad de concentratración de sus seguidores en general, y de él en particular. Destacose un pedido para que "no haya impunidad", lo cual es curioso viniendo de un procesado con auto de procesamiento firme resuelto por dos cámaras penales. Dentro de poco enfrentará un juicio oral por su red de espías metropolitanos que no sirven ni para espiar. Reducido a un partido vecinalista que adhiere a la candidatura de Sergio Tomás Vainilla Capriles para presidente, Maurizzio terminó de hacer merda la estrategia massista de exhibirse como "una tercera posición". En efecto, Macri dijo a los movileros que "arreglé directamente con Massa ponerle un límite al kirchnerismo", presentando todo como un acuerdo cupular. En verdad, el tigrense se tomó la molestia de acercarse a Palermo Chic, patria chica de Maurizzio, en busca de su visto bueno para que el único intendente Pro, el primo Jorge, y los dos intendentes volátiles (hoy-con- el-Pro-mañana-no-), Tribilín Posse y el panadero Cariglino, se sumen a su ententé de intendentes "renovadores". Temeroso de salir quinto si iba por su cuenta, el subalcalde accedió en seguida. Como prueba del carácter de socio (muy)minoritario del macrismo en la alianza massista, el primer Pro que aparece en la lista, no va ni segundo ni tercero, va....sexto. Se trata de una ignota treintañera tropa de cousin George. El segundo Pro, no va ni séptimo ni octavo, va...decimosegundo. Es otra jóven Pro, esta ligada a Rodriguez Cajeta. Luego está un pro aupado por el presidente de la barra brava de Boca, el binguero Angelicci, y un primo de Servini de Cubria. Más que la presencia como relleno de lista de cuatro macristas casi desconocidos, lo boconazos que resultaron sus dirigentes, le dinamitan a Massita el seguir actuando de "continuista con cambios", con la pérdida de votos filo-k que esto representa. Tomá nota, Giustozzi.----------------------------- STURZENEGGER Y CLARÍN EN CONTRA DE CHEVRON:------------------------ Volviendo al acto, si bien no se animó a bailar el ritmo de la música electroconcheta propalada, extendió un puño en alto Sturzenegger, a la manera de los luchadores antiimperialistas. Es que el ultranoventista sin garcarse de la risa, criticó "la entrega que representa para el Estado el acuerdo con Chevron". No se puede negar que esta gente tiene la cara de fierro cuando se opone en espejo al cristinismo. Para dar rienda completa a su hipocresía, le faltó pedir que se done Vaca Muerta a los mapuches para que creen allí un país originario petrolero independiente de la Argentina. Salvando las coloniales distancias, la Fundación macrista "Pensar" -oxímoron- (co-fundada por un procesado por robo de piezas precolombinas), se ha manifestado el año pasado en favor de la independencia de los colonos kelpers, y por lo tanto de su derecho a usufructuar junto a Gran Bretaña el petróleo malvinero. Este rechazo cultural macrista a la explotación argentina de sus recursos petroleros, debe tener que ver con las nuevas tecnologías límpidas de transporte que impulsan, como ser el uso intensivo de bicicletas. De regreso a los mapuches, estos ya no serían "invasores chilenos y asesinos", tal como los estigmatizó la derecha desde siempre. Como prueba de ello podemos ver a un puñado de descendientes de araucanos en un acto contra Chevron, en una foto subida en tapa nada menos que en La Nación. Algo inimaginable hasta poco tiempo atrás en el antiindigenista tabloide de don Bartolo. Hablando en serio, el acuerdo con Chevron no es como para dar brincos y saltos mortales en tirabuzón a modo de festejo. Es todo lo que se pudo obtener, y con mucho esfuerzo, en este contexto nacional y mundial. El acuerdo es un plan piloto sobre una pequeña área, 400 km2 de los 30.000 km2 de la famosa formación geológica. La misma que según los expertos nos convertirá en una década en una suerte de Arabia Saudita sudamericana del shale gas, y en menor medida del shale oil. Claro que para eso se necesita una inversión intensiva de no menos de 25.000 millones de dólares, lo cual nos obliga a asociarnos parcialmente a petroleras extranjeras que inviertan atraídas, obviamente, por la rentabilidad del negocio. Este acuerdo se espera sea el inicio de otros varios, para recuperar el autoabastecimiento energético en algunos años, y dejar de pagar la creciente cuenta de importación de combustibles, antes que se vuelva inmanejable. Resulta de perogrullo que no se pueden cometer las mismas negligencias por acción u omisión que llevaron al vaciamiento y la depredación de nuestros recursos por parte de Repsol, así como los pasivos ambientales que dejó. En tal sentido las comunidades Kaxipayiñ y Paynemil, y las familias criollas que viven con algún grado de mediana proximidad a la casi deshabitada zona, deberán ser tenidas en cuenta e integradas. Sobre todo cuando comiencen a extraerse las enormes riquezas del subsuelo. Y ni que decir de ser fuertemente indemnizados y saneadas sus tierras, por la depredación anterior, y en el indeseado supuesto de contaminación por las nuevas exploraciones a emprenderse. Esto no debería suceder con las nuevas tecnologías y la profundidad de los yacimientos de shale (alojados en la roca a 2400 metros de profundidad, muy lejos de las napas de agua). Todo lo cual no deja de obligar a la Nación y a Neuquén a redoblar los controles que eviten cualquier degradación ambiental. Un tanto menos hipócrita que Stuzenegger (o que el loobista energético y fracasado presidente ochentoso de YPF, Montamat) resultó ser el plumín magnético Edu Vanderkurooy. Obsesionado con "la muerte del relato" (ha titulado en forma parecida docenas de sus editoriales. Y podría ser un poquito más original, que para eso Don Magne le paga tanta tarasca), Edu primero chicaneó con que las condiciones del acuerdo con Chevron van contra el postulado de la soberanía energética que impulsó la reestatización de YPF. Para luego ir a lo que le más le interesa propagandizar: sugirió que no entiende como no le ofrecieron este acuerdo a Repsol (sic, recontrasic), ya que "lo hubiera aceptado con los brazos abiertos". Esto lleva a extraer una conclusión que subyace en tal columneta: la gente de Brufau sigue remunerando a los opinólogos magnéticos y mitristas para que contra toda evidencia, prosigan hablando maravillas de su horripilante gestión en YPF. Por caso, si Antonio Mata no estuviera preso en España y siguiera repartiendo euros a su ex socio Lanata o al mismo Edu Vander, estos podrían pedir que el Grupo Marsans se merece una nueva oportunidad como administrador privado de Aerolíneas. Total, el relato ha muerto. El relato de estos caraduras, digo. El que ya se se volvió caricaturesco, como ellos mismos.