PIFFFFFFFFF: POCOS EDITORIALES SOBRE EL 18 AAAAAAH

La mejor prueba de lo flojito que fue el cacerolelazo del jueves, es la escasa repercusión analítica que hay hoy, a tan pocas horas del hecho, en los diarios panfletarios anti-ks. En efecto, se ve muy poco editorial al respecto y apenas una nota -patética- de Mariano Obarrio, mintiéndole descaradamente a los lectores de The Nation. El plumífero ficcionaliza una "preocupación en el gobierno por el alcance de la protesta" (????????!!!!!!). En verdad el 18 Ayayay dejó en Casa Rosada una mezcla de alivio y ¿Por qué no decirlo? también de sorna, por lo catrasca que fue la incorporación masiva de politiqueros a la procesión gorilómana. Tras la (esa sí)contundente masividad del 8 de noviembre, con unos 300 mil caceroludos en varios puntos del país, la cifra en esta oportunidad no sólo no ha aumentado, sino que bajó a unos 180 mil tachin-tachineros, todo concepto. En la Ciudad de Bs. As. pese a la manija mediática, la procesión zombie yendo de Barrio Norte a media Plaza de Mayo, y de allí al Obelisco y al Congreso, fue un fracacerolazo ante la desmesurada expectativa creada. Las zonas inundadas Saavedra y Belgrano tuvieron poco o nulo repiqueteo ateflonado, con la salvedad de unos pocos miles en Cabildo y Juramento. En total en la orbe ascolita, percusionaron unos 70 mil sujetos. Un número similar al del 13 de setiembre, y sensiblemente más bajo al del 8/11. Siguiendo con La Nazión, es insólita la infografía que presentan sobre la concurrencia. Dan los números estimativos del propio tabloide confrontados con los de la Metropolitana, en los dos primeros cacerolazos. El resultado es que la policía macrista contadora de artefactos de cocina, supera el estimativo del diario, en dos y hasta cuatro veces el número de asistentes. O sea, los propios mitristas dejan en evidencia que la policía amarilla miente y exagera a lo pavote. Sin embargo, respecto del último cacerolazo, The Nation no da su estimativo, sino que da por cierto el conteo metropolicial que bartolea una marcha con...un millón de cacerolos (??????????????????????!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!). Tradicionalmente los que convocan a un acto movilizatorio, suelen exagerar un tanto el número. Empero, jamás se ha visto en la política universal que un organismo supuestamente oficial infle ¡catorce! veces la concurrencia real de una marcha. Ese sí que es un record histórico, Maurizzio. Párrafo aparte merece el contraste de los números de Clarinete sobre la concurrencia en ciudades del interior el 8 de noviembre, y los que suministra ahora. Es que en la casi totalidad de los centros percusivos del interior del país, según la propia estadística del diario magnético, la cantidad de asistentes bajó sensiblemente a menos de la mitad. Tan sólo en La Plata (donde se esperaba una avalancha nunca vista de descontento, el cual finalmente no ocurrió) Clarín notifica un cierto aumento de manifestantes, en comparación con el noviembre primaveral del tachín-tachín. En fin, resulta sumamente curioso que, un fenómeno sociopolítico como el cacerolelo que nació de la impotencia del votante anti-k recalcitrante por no tener un candidato fuerte, ahora que logra sumar en masa a la obsecuente opadirigencia a la marcha, la concurrencia baje en forma tan abrupta. No cabe duda que para analizar el fenómeno cacerolo, no hay que perder de vista una de sus notas esenciales: el gataflorismo.