LA VARIANTE CARRIÓ AL TEOREMA BAGLINI:

Como toda la peronósfera y radicalósfera sabe, el teorema de Baglini, no es una construcción de la matemática que podría explicar didácticamente Adrian Paenza, sino un postulado político, esgrimido por el ex diputado radical, Raúl Baglini.
Este muchachio sostuvo que: "el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es inversamente proporcional a su distancia al poder". Esto es: cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; y cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven.
En realidad, Baglini buscaba justificar, con un dejo de cínismo, en ese lejano año 1986, las promesas incumplidas de la ya por entonces, agonizante "primavera" alfonsinista.
Traducido sería algo así como: "cuanto más cerca del poder está, más conservador se vuelve un grupo político; o cuanto más se acerca un político al poder, más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña".
Hasta que llegó un flaco alto a la Rosada, y postuló a su vez, "no quiero ser un boludo más, no pienso dejar mis convicciones en la puerta". Pero esa es otra historia.

En realidad me quiero ocupar de la variante Carrió al teorema de Baglini, debido a que de la praxis política de la voluminosa y bronceadísima lider de la oposición veraneante, se pueden advertir, al mismo tiempo: a)una verificación del teorema; y b) una excepción al mismo.

a)Resulta archiconocido el comportamiento rozando en el desquicio de Carrió, siempre en espejo al gobierno (coloquialmnte, "si hace a, yo digo b, y si hace b, yo digo a").
Asimismo, siempre sobreactúa un personaje mediático, ora de gurú apocalypta, ora de chupamedia corporativa de considerable genuflexión.
La "gira" de la Colación Cítrica por USA y Europa, "para llevar tranquilidad a los empresarios", como ella misma la definió, en la cual denunció ante la OEA "la falta de libertad de prensa" en la Argentina, se inscribe en ese errático rumbo.
En este orden, Lili verifica el Teorema de Baglini, toda vez que sostiene delirantemente la ausencia de libertad de expresión, en un pais donde el 80 por ciento de los medios son manejados por unas pocas empresas periodísticas enfrentadas al gobierno, de modo que un rápido zapping, salteando los programas de Gvirtz, arrojaria todo tipo de invectivas y denuestos hacia el oficialismo.
Es cierto, hoy parecen un tanto atenuadas o auto-mesuradas las feroces críticas de antaño, pero básicamente por el contraste entre tanta gaseosidad emitida por años y la realidad fáctica, lo cual obligó en algún momento a muchos plumíferos, a dejar de caer maníacamente en el ridículo. Y no porque hayan sido censurados por una dictadura stalinista.
Asimismo la pretensión de "llevar tranquilidad al empresariado",tambien pertenece al mundo onírico de Lililla, por cuanto, la calma de las corporaciones empresariales, en lo que a ella se refiere, solo podria ser alterada, de llegar algún inaudito día la líder de la CC a la presidencia.
Esto es así, ni Magnetto ni Rocca soportarian sin infartarse, que su exorbitada lobbista llegara a la Rosada.
La ingobernabilidad no es negocio para nadie.

b)La variante o excepción al teorema de marras, se da con una Carrió, alejadísima del poder, y con un intención de voto de tipo cuasi trosquista, pero sin embargo, "leyendo" correctamente los realineamientos opositores.
Me refiero a que Carrió, ha declarado con absoluta coherencia que, "si van todos los opositores con Alfonsin, Cristina gana en primera vuelta".
Por supuesto que la luz de la razón la iluminó merced a una herida narcisista, toda vez que, si el grupo Aaaah en un rapto de locura, la ungiera como su candidata, Carrió se sentiria ya con sus baqueteados cuartos traseros depositados en el mal llamado sillón de Rivadavia.
Pero, sea por el motivo que sea, y en lo que hace específicamente a esta declaración, bienvenida por un ratito, al mundo de la lógica cartesiana, Lilita.